El pasado 16 de enero, el Quijote cumplió 420 años. No recuerdas que se celebrara evento alguno para conmemorar la efeméride, probablemente lo hubo porque con el Quijote siempre hay. Aunque es difícil que se repitan los fastos del cuarto centenario, en el año 2005. Te acuerdas de la cantidad apabullante de actuaciones que se realizaron. Por supuesto, en La Mancha se tiró la casa por la ventana, que no se diga. Hubo actividades, conferencias, exposiciones, cursos, documentales, programas de radio y televisión, representaciones teatrales, publicaciones de libros y artículos en prensa y revistas, relacionados todos con el inmortal hidalgo. Una mina de oro para el Cervantario.
Ese año apareció don Quijote por los cuatro puntos cardinales. Puede que incluso el vecino del quinto se leyera el libro. Hasta Cervantes salió de su tumba para pedir a grito que lo dejaran descansar de una vez, aunque sólo lo escuchó Forges que se hizo eco en una de sus viñetas de la explotación a que se vieron sometidos autor y personajes. Terminó el año del centenario y don Quijote y Sancho volvieron a su cotidiana existencia, lejos de los focos y del mundanal ruido.
Un recuerdo de ese cuatricentenario es este ejemplar del Quijote que te regaló Esther el 26 de noviembre de 2004. Hace más de veinte años que el libro está en tu poder. Se trata del ejemplar que más has leído y subrayado, el que más ha viajado y el que suele estar fuera de la estantería, siempre cerca.
Esta edición de la RAE es una edición en tapa dura, manejable, de hoja fina, que contiene las dos partes. Es una edición estupenda, cómoda y popular, prologada y comentada por grandes escritores y cervantistas del momento como Mario Vargas Llosa, Francisco Ayala, Martín de Riquer o Francisco Rico. El aparato crítico está a cargo de este último, uno de los mayores cervantistas, convertido en personaje literario por sus colegas y amigos Javier Marías y Arturo Pérez Reverte. Francisco Rico murió el mes de abril de 2024. Mario Vargas LLosa falleció ayer, día 13 de abril en Lima. Seguro que ambos pensaban que no hay mejor homenaje para un libro que leerlo.
Esta edición de la RAE se abre con el artículo de Vargas Llosa titulado "Una novela para el siglo XXI", una breve y lúcida interpretación del Quijote.
El escritor de Arequipa escribe:
«El sueño que convierte a Alonso Quijano en don Quijote de la Mancha no consiste en reactualizar el pasado, sino en algo todavía más ambicioso: realizar el mito, transformar la ficción en historia vivida [...]
El gran tema de Don Quijote de la Mancha es la ficción, su razón de ser, y la manera como ella, al infiltrarse en la vida, la va moldeando, transformando [...]
Al mismo tiempo que una novela sobre la ficción, el Quijote es un canto a la libertad. Conviene detenerse un momento a reflexionar en la famosísima frase de don Quijote a Sancho Panza: "La libertad, Sancho, es uno de los más preciados dones que a los hombre dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre; por la libertad, así como por la honra se puede y se debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres" [...]
Esa pareja inmortal sigue cabalgando sin tregua ni desánimo. En la Mancha, en Aragón, en Cataluña, en Europa, en América, en el mundo. Ahí están todavía, llueva, ruja el trueno, queme el sol, o destellen las estrellas en al gran silencio de la noche polar, o en el desierto, o en la maraña de las selvas, discutiendo, viendo y entendiendo cosas distintas en todo lo que encuentran y escuchan pero, pese a disentir tanto, necesitándose cada vez más, indisolublemente unidos en esa alianza que es la del sueño y la vigilia, lo real y lo ideal, la vida y la muerte, el espíritu y la carne, la ficción y la vida».
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