jueves, 29 de mayo de 2025

"Sancho Panza el idealista", de Pere Foix


Qué duda cabe que sin el personaje de Sacho Panza, ni don Quijote ni la novela de Cervantes habrían llegado tan lejos. Don Quijote no se concibe sin Sancho Panza, como no se concibe a Sherlock Holmes sin el doctor Watson o a Frodo Bolsón sin Sam Gamyi. Son los  personajes que equilibran al protagonista, su contrapunto y su complemento. 

Sancho Panza representa el sentido común y los pies en la tierra frente al idealismo desbocado de don Quijote. No obstante, en Sancho Panza el idealista, Pere Foix profundiza en la idea de Unamuno de que a lo largo de la novela Sancho se quijotiza y llega a ser tan idealista como su andante caballero. Defiende que el labriego manchego no es el avaro pragmático que muchos señalan, sino que se contagia del espíritu de don Quijote.

Sancho es personaje de pensamiento agudo y aunque don Quijote le censura la cantidad de refranes que utiliza, no hay duda de que algunos son propios del mismísimo Marco Aurelio, como este que dice: «En donde reina la envidia no puede vivir la virtud, ni donde hay escasez la libertad». 

Escribe Pere Foix  que «el barbero Maese Nicolás, el bachiller Sansón Carrasco, el cura Pere Pérez, junto a los duques y a Antonio Moreno, son los que podríamos llamar los malos de la historia. Que igual queman libros, que hacen burla de don Quijote y Sancho. A Sancho le consideran tan loco como al propio don Quijote». El autor integra en su análisis el mundo de la política cuando señala que «siempre que surge, a través de la historia de un país cualquiera, un hombre con pretensión de redimir a sus semejantes, se alborotan los curas, los bachilleres, los duques y los ricachos. Porque entienden que solamente a ellos les es dado sacar provecho del trabajo y desvelo común, que a todos ha de pertenecer, solo ha de ser gastado por estos barbianes que se insolentan y piden a grito la degollina de todos los Quijotes y Sanchos, que tan malos ejemplos dan con sus irredentas salidas, yendo en busca de aventuras a fin de enderezar entuertos y velar para que la justicia reine en la Tierra y triunfe en elle la libertad». 

Continúa Pere Foix ensalzando las virtudes de Sancho cuando lo envían a gobernar Barataria: «El burlador sale burlado ante la sensatez del buen Sancho, del Sancho discreto que sabe dar lecciones a bachilleres y licenciados, por la destreza y honra con la que gobierna la ínsula durante sus diez memorables días». Para Pere Foix, «lo bueno del loco de Sancho es que nunca pierde los estribos; siempre sabe lo que dice, lo que hace y a dónde va. Aun en los momentos de más locura sabe razonar discretamente». «Cada día te vas haciendo menos simple y más discreto», le dice don Quijote, a lo que Sancho responde: «algo se me ha de pegar de la discreción de vuestra merced». 

En las páginas finales se dirige al propio Sancho para decirle:  «De ser tenidos en cuenta tus sabios consejos en esta humanidad quejumbrosa, nuestras inquietudes respecto a la felicidad universal no existirían y en la Tierra no habría dictadores, falsos sacerdotes, corrupciones, ociosidad, maldicentes lenguas, esquivez y pobreza».

Es evidente que Sancho es el modelo humano para Pere Foix, al que utiliza para hacer crítica de la época que le ha tocado vivir. En su biografía está la clave para entender mejor el libro, porque el autor de estas páginas fue un idealista que durante toda su vida luchó contra las injusticias, como don Quijote y Sancho Panza, y también sufrió las persecuciones de curas, duques y ricachos.

Pere Foix nació en 1893 en un pueblo catalán. De joven se afilió al sindicato CNT y comenzó a defender los ideales anarquistas. Fue amigo de los líderes cenetistas Salvador Seguí o Ángel Pestaña. Pere Foix se exilió en Francia tras el golpe de Primo de Rivera en 1923 y tras su regreso pasó varias veces por la cárcel. Durante la Segunda República trabajó en la oficina de prensa de la recién restaurada Generalitat. Se salvó de las degollinas contra Quijotes y Sanchos de la guerra civil y volvió al exilio en 1939, primero en Francia, después en México. En este último país fue bien acogido por el gobierno de Lázaro Cárdenas, como lo fueron otros tantos intelectuales republicanos. Aquí desarrolló su labor como escritor publicando biografías de grandes personajes mexicanos como Benito Juárez, Pancho Villa o el propio Lázaro Cárdenas.También publicó Sancho el idealista en 1947, como homenaje a Cervantes en el cuarto centenario de su nacimiento. 

El escritor mexicano Alfonso Reyes alabó este librito de 64 páginas que sería reeditado y publicado de nuevo en 1972 por Editores Mexicanos Unidos. Esta edición, con la fantástica portada de Alejandro Dimas, es la del Cervantario. 

Pere Foix tuvo la fortuna que no tuvieron otros exiliados españoles. Vivió para ver el final de la dictadura franquista. Regresó a Barcelona en 1977 donde fallecería un año después. 

«¡Ojalá todos los mortales fuéramos como Sancho Panza el bueno, el leal, el abnegado servidor de su señor!», exclama Pere Foix.



lunes, 26 de mayo de 2025

"El escudero de Cervantes y el caso del poema cifrado", de Manuel Berriatúa

El escudero de Cervantes y el caso del poema cifrado, de Manuel Berriatúa, tiene el mérito de haber sido galardonada con el Premio Círculo de Lectores de Novela en 2014. Se trata de una obra que destila cervantismo y literatura por los cuatro costados.

La novela se estructura en varios tiempos narrativos y está narrada por distintas voces. Por un lado, un acaudalado lector se sumerge en un tratado del siglo XVI titulado Manual de remedios medicinales, atribuido a un tal Fray Sebastián. Lo que parece un simple volumen antiguo, esconde una sorpresa: en las páginas en blanco de los errores de imprenta, un joven llamado Andrés relata los sucesos más importantes de su corta vida, entre ellos, su experiencia como escudero de un Comisario Real de Abastos llamado... Miguel de Cervantes.

En paralelo, aparece la narración en primera persona de Miguel Saavedra, el protagonista principal. Saavedra es un profesor de literatura en un instituto madrileño, hedonista, algo esnob y pedante, que ronda los cincuenta años. Está divorciado de Mariví, no tiene hijos y se entrega con entusiasmo al disfrute de la buena vida: la gastronomía (es todo un gourmet), la música (siente especial fascinación por los tangos) y, por supuesto, la literatura, siendo además un estudioso apasionado de la vida y la obra de su ilustre tocayo.

El personaje de Miguel representa un cliché entrañable, un tipo castizo y campechano de pura cepa que no tiene desperdicio, al igual que Mariví, su exmujer, con quien revive viejas pasiones hasta el punto de dejarse caer por casa de sus exsuegros para disfrutar de alguna que otra comilona. Al final, muy al final, ambos se ganan la simpatía del lector, que incluso acaba deseando su reconciliación y un feliz " y comieron perdices".

La trama se activa cuando el caprichoso millonario decide ir tras un tesoro —unas monedas de oro— siguiendo las pistas que ofrece el manuscrito vinculado a Cervantes, el mismo que precisamente investiga Miguel. En medio de esta búsqueda aparece Minako, una misteriosa y exótica estudiante japonesa-californiana, que lanza un dardo amoroso directo al corazón del profesor. Ella se convierte en su particular Dulcinea, pese a las advertencias de Mariví y de los amigos de Miguel, que sospechan que no es trigo limpio.

Entre vinos y tapas, tangos y literatura, amores y paseos por el madrileño Barrio de las Letras, la trama avanza lentamente, desapareciendo a veces como el Guadiana, hasta llegar a un desenlace digno de la mejor teleserie. Y aunque el Miguel de esta novela tenga más del Saavedra que del Cervantes, El escudero de Cervantes y el caso del poema cifrado se ha ganado un lugar en este humilde Cervantario.



miércoles, 14 de mayo de 2025

"Cervantes: La ensoñación del genio", de Miguel Gómez Andrea, GOL

Cervantes: La ensoñación del genio, de Miguel Gómez Andrea, conocido como GOL, es una novela gráfica que reconstruye seis momentos clave en la vida de Miguel de Cervantes. Comienza cuando un narrador sube al escenario de un corral de comedias del Siglo de Oro para presentar la obra de la vida del autor del Quijote en seis actos. Los actores que pisan las tablas encarnan a los personajes más importantes en la vida de Cervantes, tanto reales como ficticios. Con estas pinceladas el lector puede hacerse una idea bastante completa de la trayectoria vital del genio alcalaíno. 

El primer acto comienza cuando el joven Miguel cuenta al padre y a su hermana Andrea el duelo en el que sale malparado Antonio de Sigura. Juntos toman la decisión de que se marche a Italia para no caer en manos de la justicia real. Continúa con el cautiverio en Argel tras la batalla de Lepanto, estando custodiado por el gobernador Hassan Bajá, con la más que oportuna aparición de Zoraida para salvarlo de una ejecución segura tras varios intentos de fuga. Le sigue el momento en el que decide sentar la cabeza en el pueblo toledano de Esquivias contrayendo matrimonio con la joven Catalina de Salazar a pesar de las habladurías.

El cuarto acto se desarrolla en la cárcel, con la cueva de Medrano como escenario, en la que recibe la visita de las musas para crear a don Quijote a partir de la figura de un familiar de su esposa Catalina. En el quinto acto aparece viviendo en Valladolid en 1605, junto a su esposa, sus dos hermanas, su sobrina y su hija, con el trasfondo de la muerte de Gaspar de Ezpeleta en la puerta de su casa, que a punto está de causarle otro percance con la justicia. Este hecho se solapa con la alegría de haber publicado El ingenioso hidalgo don  Quijote de la Mancha. El acto final muestra a un envejecido pero activo Miguel de Cervantes recibiendo la noticia de la aparición del Quijote de Avellaneda de boca del propio don Quijote, que se queja amargamente del trato recibido por el impostor. Poco después entrega la segunda parte al impresor Robles a quien presenta las quejas por lo mal que lo ha tratado con los dineros a pesar del éxito obtenido por sus obras. En el epílogo se representa la emotiva despedida de Cervantes escribiendo el prólogo del Persiles, y su fallecimiento unos días después, el 22 de abril de 1616. Al día siguiente sería enterrado en la iglesia del convento de las Trinitarias de Madrid. 

Los diálogos de la novela gráfica son ingeniosos sin ser forzados, muchos de ellos extraídos del propio Quijote e insertados con naturalidad en las viñetas. Cada acto tiene su cadencia y su ritmo, y presenta un desenlace bien logrado. El autor, con un dibujo realista, a veces detallista, logra reconstruir toda una época a través de trajes, objetos e interiores en los que se desarrolla cada escena. Los personajes son muy expresivos, con un Cervantes más humano, lejos de cualquier intento idealizador, que recoge los momentos más difíciles: la huida, Argel y el encarcelamiento; pero también los más felices: su boda, su parto literario y la vida con sus mujeres en Valladolid. 

Los colores tienen una función importante en el desarrollo de la obra. Así, en la cárcel, donde Cervantes recibe el fogonazo de las musas con la visita de sus dos ínclitos personajes, utiliza el blanco y negro para reflejar el mundo imaginario. Sin embargo, muchos años después, tras publicar la segunda parte del Quijote, el mundo se da la vuelta y la realidad se torna en blanco y negro, mientras que la visita de Sancho y don Quijote adquiere color. La imaginación convertida en realidad. La discreta locura de Cervantes, con don Quijote y Sancho como personajes tan reales como su esposa, sus hermanas o el impresor, con un Cervantes metamorfoseado en don Quijote. 

Cervantes: La ensoñación de un genio, de Miguel Gómez Andrea, ofrece una manera más que entretenida y original de acercarse a la figura de Cervantes, lo que le otorga un puesto de honor es este Cervantario. 



                    Muestra de la obra                               
   Acto1. Con su padre y su hermana


Acto 2. Cautiverio en Argel 


Acto 3. Matrimonio en Esquivias


                  Acto 4. Fogonazo en prisión                                                                   


Acto 5. Con sus mujeres en Valladollid


Acto 6. Avellaneda y la segunda parte


Epílogo: La despedida de Cervantes